La sinceridad es un reto de
siempre. Exige: comunicación, diálogo confianza, búsqueda de la verdad.
Fidelidad al propio proyecto de la vida.
Olvido de sí mismo.
Implica:
autenticidad y coherencia existencial. La sinceridad es fidelidad a la verdad y
tiene mucho que ver con el proyecto de vida. La verdadera sinceridad construye,
armoniza y pone todo en sintonía. La sinceridad no oculta la verdad. Cuando se
oculta la verdad al otro se manipula, de aquí que ya no se camina juntos.
La
verdad es una luz-guía en nuestro caminar. La verdad es la pantalla en la que
se refleja nuestro mundo interior. Es el pilar central que sostiene nuestro
edificio. Amigo, no ocultemos la verdad porque es amistad, esperanza, amor… La
verdad lo es todo.
La
sinceridad implica también autenticidad y coherencia existencial. Y es que, en
el fondo, es cuestión de saber amar.
Siendo
sinceros tenemos que decir que teniendo tantos medios de comunicación, pensemos
en las nuevas tecnologías, la comunicación interpersonal se está enfriando,
incluso a veces, se da cierta intolerancia, rivalidad y hostilidad.
Pero
la sinceridad merece estar no sólo en la mente y en los proyectos de todos,
sino en el corazón y en la vida. La sinceridad sigue siendo un reto hoy lo
mismo que ayer. Siempre.
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