A veces nos
encontramos con expresiones, términos que, más o menos entendemos pero que no
logramos explicar. Quizás porque tienen algo de misterio. Y es que el amor, en
el fondo, es un misterio.
Referente
al amor en las encuestas encontramos un poco de todo. El amor es:
“El
amor es algo que es imposible definir. El sentimiento más humano, quererse a
uno mismo, es dar todo por la persona que amas, es esperanza, es algo real que
se vive, el amor es lo que mueve al mundo, sin amor no somos nada…” Cuánto se
ha escrito en su nombre. El amor nos ayuda a descubrir dimensiones nuevas de la
vida.
El
amor lo abarca todo, influye en todo. Por ejemplo: En la felicidad, en el
bienestar. Nuestras relaciones se hacen más extensivas hacia los demás, a la
vez que están llenas de compasión, de serenidad… Se inicia así una relación
interpersonal. El amor, palabra clave para abrir la puerta de los corazones.
Sin
duda hay que admitir que somos personas y como tales, seres sociales con
necesidad de relacionarnos con los demás. Por lo tanto, es esta relación una
característica básica y esencial de toda persona.
Si
hemos dicho que el amor es un misterio, no podemos clasificarlo. Es verdad que
al hacer un estudio acerca del mismo, solemos hablar de tipologías. Pero las
tipologías aportan un primer intento de aproximación al fenómeno complejo que
intentamos conocer.
Al
referirnos al tema amor, nos encontramos con infinidad de tipologías: Amor
romántico, pasional, pleno… Lo que favorecen estas tipologías es que nos llevan
a una manifestación, mejor, a una autorrevelación y, por lo tanto, mejora de
nuestra capacidad para afrontar los
propios problemas.
Otro
paso más en el camino del amor es el compromiso. Es decir, hay que mantener el
amor, reforzar los puntos positivos, evitando los negativos. Son muy importantes
los detalles, las sorpresas, las manifestaciones afectivas porque favorecen el
mutuo conocimiento y crecimiento.
Podríamos
hacer la comparación con una planta. Si la cuidamos, la regamos… seguro que
crece, se expande y ya todo se ve en nuevas dimensiones. Pero nuestros
encuentros, nuestras convivencias deben llevar siempre la etiqueta de la
sinceridad y de la fidelidad. A propósito de la fidelidad me recuerdo de una
cita, no así de su origen que dice:
“Si
no eres fiel, no amas; si no amas, no serás fiel mucho tiempo” Y es que la
fidelidad es propiedad esencial del amor.
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