Nos toca vivir en un tiempo
difícil, complejo; un tiempo de cambios y, por qué no decirlo: de crisis. Hoy
¿quién no ha oído en un mitin, entrevista o simple conversación hablar de
crisis? ¿Por qué tanta desigualdad entre nosotros? ¿Qué decir de la corrupción?
¿Por qué no se denuncia? ¿Por qué hacemos silencio?
Si
siempre hacemos lo mismo… nunca cambiaremos. Seamos personas creativas, con
mentalidad positiva, miremos al futuro, abramos nuevos caminos y juntos
caminemos; sin miedos y sin cobardías. Donde algo nace está presente la
valentía, el riesgo, el entusiasmo, en definitiva: está la vida.
Saber
arriesgar es vivir más sencillamente, renunciar al consumismo, al tener y
promocionar el ser. Saber arriesgar es cuando el estilo de vida transparenta
originalidad, creatividad, vida. Cuando asciende desde la realidad, es decir,
desde los pobres, los marginados, los ignorados… Es desde aquí cuando la vida
tiene sentido.
No
tenemos que pensar y reducirlo todo a un mercado donde se compra y se vende. La
bancarrota de los valores, de lo esencial precede a la quiebra económica.
Cuando en nuestro proceder de cada día,
todo tiene precio y sin embargo nada tiene valor.
Vivamos
arriesgando sí, pero con responsabilidad, mejor, con corresponsabilidad. El
narcisismo mata la creatividad.
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