Ante la inseguridad que nos toca
vivir, el estallido de las guerras, las injusticias etc. Nos preguntamos: ¿Es posible que la vida sea
una fiesta?
La
fiesta tiene sentido si se celebra en común porque la fiesta exige compartir,
exige solidaridad. La fiesta encierra en
sí un carácter liberador, rompe toda estructura, todo formulismo y hace que
todo se convierta en la gran plataforma donde todos vivamos en paz y en
fraternidad.
Lo
importante es celebrar la vida y todo acontecimiento que lleva o engendra vida.
La fiesta es encuentro y comunicación interpersonal. Nos ayuda a disfrutar de
las cosas sencillas y pequeñas.
La
fiesta implica: Saber ver el lado bueno de las personas y de las cosas. Mirar
desde el corazón. Creer y estar convencidos de que cada día puede ser mejor,
debe ser mejor. La vida es un continuo
caminar. Es caer y levantarse para luego volver a caminar.
Me
voy en busca de un lugar donde la vida sea fiesta, donde todo esté rodeado de
sencillez, solidaridad y de paz. Amigo, ven conmigo a caminar hasta encontrar
ese lugar donde la vida sea para todos una fiesta de verdad.
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