domingo, 14 de octubre de 2012

SABER DECIR NO


Ante una saciedad como la nuestra que todo nos lo presenta bajo el aspecto del consumo, tenemos que poner en acción una voluntad firme y sincera para pronunciar un rotundo: No.
                No al consumir por consumir, no al alcohol y a todo aquello que nos roba la libertad, la dignidad y nos impide crecer como personas. No a toda clase de corrupción. No a los secuestros, guerras, extorsiones, muertes...
                ¿Por qué un no?
                Porque todos somos iguales, tenemos los mismos derechos y obligaciones. Porque todos somos personas. Porque no debe  existir: Norte – Sur, porque todos tenemos la misma Casa: nuestra madre tierra. En definitiva, somos personas itinerantes que caminamos hacia una meta común.
                Cada día, cuando salimos a la calle o desde nuestra ventana contemplamos a las personas que van y vienen, que caminan como sonámbulas… ¿Dónde van, qué buscan…? Se han convertido en seres impersonales, seres anónimos.  Casi que ya no nos conocemos, somos objetos (ojalá que no) ambulantes.
                Nunca perdamos las ilusiones, el diálogo la comunicación, el encuentro. En definitiva,  sepamos decir no a todo cuanto nos manipula e impide decir sí.
                El sí de la vida, el sí del encuentro. El sí del perdón, el sí de la amistad y el Sí del amor. 

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