La paz es una de las palabras que
más pronunciamos en nuestra sociedad. La paz es la bandera que todos los
pueblos izan como su ideal. La paz, al menos aparentemente, es lo más deseado y
buscado por todos. Pero la paz, desgraciadamente, es la gran ausente en el
corazón humano.
¿Por qué si se habla tanto de paz, si se busca
y se desea, es tan escasa, en las personas, en las familias y en la sociedad?
¿Por qué? Es que la paz sólo se encuentra en la verdad. Si queremos la paz hay
que buscar la verdad, mejor, la Verdad. Y no sólo buscar, sino amar y vivir la
verdad. Buscar la paz es cultivar la verdad, la justicia, el perdón, la
libertad.
La
paz nos invita a ser y acoger a cuantas personas encontremos en el caminar de
cada día. Nos invita también a abrir la puerta no sólo la de la casa, sino
también la del corazón.
La
hospitalidad es como el amor. Es una actitud interior que lleva a abrirse y a
compartir todo. No sólo mira a la cara, sino que ve en y desde el corazón.
Es
verdad que lo sabemos pero… la realidad de cada día está ahí y nos descubre que
hay personas que están solas, que nadie comprende su situación dolorosa. Hoy,
amigo, vamos a estar cerca, muy cerca de ellas y a recorrer juntos el camino.
A
veces, solamente vemos lo que queremos. Hablamos y hablamos y así vamos
deformando la realidad, la sana convivencia y tal vez también la paz. La paz no
la crean los violentos, sino quienes saben amar, perdonar y ayudar.
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