domingo, 7 de abril de 2013

EL OTRO


En nuestro caminar de cada día nos vamos encontrando con personas de todo rango. Pero en el fondo toda persona pide ser escuchada y acogida. Ojalá sepamos pararnos y (escucharlo) y dialogar porque todo encuentro humaniza. La escucha es el sí que respeta la existencia del otro.
 Qué bonito es cuando alguien, el otro, nos ha permitido entrar en su vida. Una vida sencilla, humilde y sincera.  Una vida de encuentro, de escucha y de atención. Una vida sin prisas. Y es que todos nos necesitamos. Los fuertes necesitan a los débiles, los valientes a los cobardes… Y en esta relación de ayuda todos salimos favorecidos porque en el ser humano  hay un fuerte deseo de tener amigos y de vivir relaciones auténticas.
            En nuestras ciudades, de vez en cuando, oímos el intermitente sonido de la ambulancia y pensamos que alguien necesita ayuda. Otras veces, la mayoría, vamos viendo esa necesidad del otro a la vera del camino, en nuestra acera y cabizbajo  a su lado un letrero “Por favor una ayuda”. Cuando de verdad yo ayudo al otro estoy descubriendo en mí mis limitaciones.
        Creer no es haber descubierto la confianza y quedarnos luego tan tranquilos, es cuando hemos descubierto al otro y nos olvidamos de nuestro yo.

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