domingo, 9 de junio de 2013

APRENDIENDO SIEMPRE

Cuando nos esforzamos por aprender y vamos creciendo integralmente, nos resulta más fácil ser más humanos, más comprensivos reforzando nuestra solidaridad y convivencia.
                La persona necesita comunicarse, relacionarse pero sobre todo, necesita: encontrarse.
              Hoy en día, en la era de las comunicaciones, vivimos muy tecnificados. Se trabaja mucho con las manos, hacemos planes, se presentan proyectos, se organizan actos y congresos de todo tipo. Pero es necesario trabajar más y sentir con y desde el corazón.
                Es verdad que encontramos personas volcadas en obras de caridad y son muy activas pero casi todo se queda en la superficie. Necesitamos nuestro espacio para la reflexión que nos ayude a humanizar más nuestra vida. La familia, los vecinos, los amigos… se merecen momentos de encuentro.
           Seamos personas diligentes, creativas y luchemos contra la rutina. La rutina va minando la creatividad, las ilusiones, la esperanza y luego viene el abandono, el vacío y todo empieza a derrumbarse.
                Seamos personas activas, siempre abiertas a un aprendizaje continuo. La vida no debe ser nunca aburrida, la hacemos nosotros. Dejemos a un lado la monotonía y vivamos intensamente la novedad de cada día.
                El trabajo dignifica a la persona. A veces la ley del mínimo esfuerzo se instala en nuestra vida: en el aspecto laboral, en la familia, en la cultura misma. La persona perezosa no es que no haga nada, es que comienza muchas cosas pero no concluye ninguna. ¿Cómo superar la cultura de la pereza? Valorando el significado del trabajo.

                Hoy, tú y yo; todos seguro que tenemos algo nuevo que aprender. 

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