El camino a
recorrer cada día se hace más llevadero cuando mutuamente nos queremos. Seguro
que alguna experiencia tenemos. Creo que
todos:
En el fondo de nuestro corazón
anhelamos un mundo mejor. Trabajamos para que desaparezcan los odios, las
envidias y todo aquello que impide nuestro encuentro. Queremos compartir no
sólo lo que tenemos, sino lo que somos, convencidos de que cuando perdonamos;
la convivencia empieza a ser posible.
Queremos también que todos
tengan un puesto digno de trabajo. Queremos que nunca más haya guerras,
manipulaciones, abusos, violaciones, secuestros, muertos. Que nadie muera de
hambre y que desaparezca el analfabetismo. Sí, querido caminante, en este clima
de solidaridad y de convivencia vamos a tener una actitud corresponsable y para
ello: Debemos querernos todos un poquito más.
Para crecer fraternalmente se
precisa comprender, es decir, hacer realidad la amistad, el perdón y el amor.
Acallar el egoísmo, dialogar y llegar a acuerdos donde nadie pierde y todos
ganan. Es saber ceder, ser tolerantes y
flexibles.
Convivir es:
Poner los proyectos, las
ilusiones, la vida misma en común para una sana convivencia sin competitividad
alguna. Convivir es dejarse guiar por la sencillez y la sinceridad.
La historia la han impulsado
personas valientes, dinámicas, con mentalidad y corazones abiertos; no los
instalados en la rutina y la comodidad.
Seamos personas que cada día arriesgan y saben quererse.
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