Se puede contemplar
al otro como un obstáculo, una amenaza, como un elemento distorsionador de mi
paz. Pero el otro es un don, una alteridad.
En todas las culturas, creo, el
don es algo así como una amable provocación a la amistad. Todo intento de negar la realidad de las
cosas, que implica rechazar su condición de don, lleva a un alejamiento de lo
que somos.
La libertad, don y conquista.
No hemos elegido existir… Simplemente acaece. La libertad absoluta es
una quimera. La libertad humana es limitada. La libertad incluye el difícil
ejercicio de elegir, pero no solamente eso, sino también la responsabilidad de
asumir sus consecuencias.
Es libre el que libera el don
que tiene en sus adentros y lo irradia fuera de sí, el que tiene valor de darlo
a los otros generosamente sin esperar nada.
Ser
libre es un modo de existir. Ser uno mismo. Salir de sí mismo para no sólo dar,
sino darse y librarse de todo aquello que oprime y aplasta.
Ser libre es llegar a ser lo que
eres. El ser humano es un llamado, puede responder afirmativa o negativamente.
No es así ¿amigo caminante?
Mejor que nos descubramos como
don y seamos generosos y altruistas, así todos salimos ganando.
Aunque la verdadera libertad es la que nos proporciona Dios, cuando decimos sí a su llamado, cuando le seguimos no mas, porque nos ayuda a seguir nuestra opción fundamental o nuestra vocación en línea con su hijo Jesús. Sentirte libre en Dios es algo más que ser altruistas y generosos, es ser auténticos seguidores de ese llamado. Gracias. Vinicio.
ResponderEliminarGracias por tu colaboración y aportación. Cierto Jesús de Nazaret es: El Camino, la Verdad y la Vida. Y nos dice: "Ven y sígueme".
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