sábado, 21 de diciembre de 2013

CON NOSOTROS

Si me preguntas, amigo caminante, qué concepto, o mejor, que experiencia tengo de Dios, te respondo: Para mi Dios es Misterio, pero Misterio de Amor.
                La creación es el primer libro de la revelación de Dios. Dios está por encima de nuestros esquemas mentales, pero esto no quiere decir que sea un Dios lejano, porque su trascendencia es cercanía. El Emmanuel: Dios con nosotros.
                Es un Dios personal con el que podemos dialogar y vivenciar cuanto nos sucede. Es Verdad y es Vida.
                ¿Por qué late en el corazón de la persona el deseo de Dios?
                El hombre está en una búsqueda continua del misterio de la vida, de la trascendencia, en definitiva, el hombre busca a Dios. Somos el Sí de Dios.
                Tenemos que acudir a Jesús de Nazaret que habló, actuó, padeció… desde la experiencia de Dios a quien llamó: Padre. Jesús de Nazaret es Camino, Verdad y Vida. Es el Dios que vamos descubriendo en nosotros y en los demás.
                Ante los acontecimientos que no encontramos respuesta humana, nos preguntamos: ¿Dónde está Dios? Quizás hacemos silencio pero no sabemos escuchar. Y un discurso acerca de Dios que tiene origen en el silencio y no conduce de nuevo al silencio, desconoce por completo el encuentro.
                “Dios me ama” leíamos en un poster con la imagen de un niño orante. No podemos olvidar que el origen tanto de la crisis de Dios, como la crisis del hombre está en buena medida en el concepto mediocre y distorsionado de concebir al hombre en representación de Dios.

                Si el hombre no cree en el hombre, tampoco cree en Dios. Y es que Dios es misterio y el hombre… también.

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