Cuando nos
trasladamos por las grandes ciudades, siendo un poco observadores, nos damos
cuenta de la cantidad de gente que circula de aquí para allá; aparentemente
perdidos. Sí, como que han perdido cierta personalidad y son una ambulante
masa.
La masa como que todo lo lleva
por delante, todo lo aplasta y sólo deja un “sucio” rastro. Lo triste es cuando
anula la curiosidad de las personas, el diálogo e incluso a las mismas
personas. Dígase lo mismo de las nuevas redes sociales, hay que estar atentos
para que nadie nos robe o manipule nuestro criterio personal. Vamos, que no
caigamos en la masa.
Hay que pasar de la masa a un
grupo inteligente y crítico, es decir, a un grupo vivo. Quizás simplemente
paseando, observando, recordando, aprendiendo… Porque entrando en nuestro interior
nos liberamos de lo externo.
Seamos personas sencillas pero
auténticas. Aparentemente débiles pero fuertes. Cuántas cosas hoy en día se nos
ofrecen fuertes, resistentes pero por fuera. Vacías y falsas por dentro. Es el
orgullo, la ambición, la competitividad que nos envuelven nuestros
sentimientos, nuestro corazón y tal vez llegue al alma.
En definitiva, que caemos en la
apariencia y se pierde el esfuerzo y la constancia del ser. Amigo caminante, busquemos
y valoremos nuestra propia personalidad responsable.
Amigo caminante, gracias por estar ahí cada semana,
ResponderEliminarsí, hemos de estar alerta para no dejarnos llevar de las apariencias,
y buscar en nuestro pozo interior lo que nos hace estar vivos,en definitiva la felicidad.
Gracias a ti, amigo caminante, ya se que no camino en solitario. Efectivamente hay que mirar desde y para adentro para luego ver (mirar) fuera lo positivo desde donde podemos seguir construyendo un mundo en paz, solidario y feliz para que nadie se sienta (camine) solo. Un abrazo.
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