domingo, 23 de marzo de 2014

DIGNIDAD

Nos toca vivir en una época en la que los derechos de las personas van quedando, desgraciadamente,  en un segundo lugar. Y, por lo tanto, repercute en la dignidad de la persona misma. Es decir, que queda (la dignidad) un tanto en entredicho.
        La invitación que se nos hace a todos es saber pasar a la práctica en defensa de la dignidad. La persona tiene una dignidad propia e irrenunciable, es decir, que su dignidad goza de total independencia. Somos personas y sin distinción alguna de: Raza, religión, condición social, edad, etc.
          Somos personas hemos dicho, sí porque la persona es el único ser capaz de comunicación inteligente, de salir de sí mismo,  que siente y ama. No es sencillo definir a la persona, pues en el fondo es ¿Un misterio? Es también subjetividad, trascendencia, alteridad…
           Cuantas luchas, guerras, manifestaciones, intereses de todo tipo encontramos en nuestras sociedades. Y todo ello, a veces, olvidando y perjudicando la misma dignidad de las personas.
          Necesitamos liberarnos de todo cuanto perjudica a la persona. Liberar es dar la oportunidad y los medios para desarrollar una formación integral. Hoy pediríamos un puesto digno de trabajo. Liberar es ayudar a ponerse en camino pero dejando que cada uno recorra su propio camino. 
            Como nos dice Antonio Machado: “Caminante, no hay caminos. Se hace camino al andar”.

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