Los problemas, conflictos, dificultades de todo tipo bien podríamos decir que son el pan
nuestro de cada día. Creo, amigo caminante, que lo importante es cómo los
resolvemos o, mejor, si intentamos encontrar una respuesta equilibrada y sana.
La
tensión y los conflictos son datos evidentes en nuestra vida personal y social.
Pero también tenemos que ver la otra cara. Por ejemplo: La solidaridad frente a
la crisis, esos momentos de paz, las fiestas populares etc. Estamos llamados a
ser constructores de paz.
Hay
que ofrecer y poner en acción todo lo bueno y positivo que hay en cada uno de
nosotros. Hay que hacer desaparecer esos “campos de batalla” personales,
comunitarios… Afrontarlos inteligentemente para que no nos deshumanicen,
siempre con verdadera coherencia.
Los
conflictos no son algo externo, anidan en nuestro interior. Para crecer como
personas necesitamos vivir en armonía, ser personas libres y responsables.
Crecer es siempre partir. Nuca instalarnos, si nos instalamos caemos en la
rutina y empezamos a perder la creatividad.
En
nuestro mundo tan mecanizado y globalizado necesitamos reforzar los vínculos de
interacción. Incrementando así la comunicación interpersonal en todos los
ámbitos de nuestra actividad. Urge pues entrar en la dinámica del encuentro y
la comunicación para una transformación de las personas, del grupo… en
definitiva, de la sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario