Acercarse es el comienzo de todo. Luego
vendrá el mirar, reflexionar, decidir. Acercarse nos exige: valentía, decisión…
Dejar a un lado nuestro yo y valorar al otro como persona, aunque no lo
conozcamos. Acercarse al otro nos exige también pasar del simple ver al mirar,
prestar nuestra atención, nuestro saludo, nuestro agradecimiento y servicio.
De
aquí la importancia, amigo, que recorramos juntos el camino, compartiendo nuestras situaciones, nuestras
responsabilidades; porque al final
tenemos que decir: Somos corresponsables de situaciones sociales, políticas,
religiosas… ya no vale sólo el mirar, hay que fijarse y actuar.
Sí,
amigo caminante, hay que actuar y actuar juntos, conocer y examinar la realidad
para ir buscando posibles cambios y soluciones sin olvidar el bien común. No es
justo el refugiarse en “todo vale”.
Es verdad que, a veces, nos
volcamos en ayudas de grandes proyectos y nos olvidamos de las personas que
tenemos más cerca e incluso a nuestro lado.
Y acallamos nuestra conciencia en
una lejana solidaridad. Aprendamos a salir de nuestro yo y nos acerquemos al
otro, defendiendo lo nuestro sí, pero también lo de los demás.
Acercarse es el comienzo pero el encuentro, la
comunicación lo es todo.
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