Hoy en día se suele decir que
las distancias ya no existen. Pero nos tenemos que preguntar y aclarar bien de
qué distancias hablamos. Es verdad que con las nuevas tecnologías nos parece
que todo está al alcance de la mano. Pero hay facetas en la persona que, a raíz
de la distancia, no se pueden producir.
Por ejemplo, un abrazo a
nuestros seres queridos, a las personas amigas… Sin embargo la distancia tiene
otros valores, vamos a decir purificadores. Es decir, nos ayuda a valorar mejor
las cualidades de las personas queridas y las personales.
¿Qué decir, amigo caminante, de
los sentimientos? Ah, estos superan
cualquier distancia. La distancia los hace más auténticos, más fuertes sobre
todo cuando se trata de personas que se quiere de verdad. Se refuerza toda
motivación y se aclaran los conceptos en el lenguaje. Es decir, que no hacen
falta tantas explicaciones.
Son pues una característica del
ser humano que pueden llegar a modelar el carácter, la autoestima e incluso ayudan
a descubrir nuevas facetas de la vida porque antes, sin la distancia, no se
habían descubierto.
Lo mismo diríamos de otras
dimensiones en las personas que cada uno vamos descubriendo con el paso de los
días. La distancia no quiere decir olvido y menos aún abandono. En la vida todo
tiene un valor positivo cuando se ve a través de los ojos de una sincera y
verdadera amistad.
Amigo caminante, estés donde
estés, tú no estás lejos, tú no estás solo, puedes contar conmigo; yo cuento
contigo.
Si cuando se quiere no hay distancia q hace sentir solo a las personas
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