El gesto en
sí es una manifestación que refleja un estado personal. Los gestos son por lo
general, movimientos involuntarios en nuestras conversaciones. Gesticulamos,
por ejemplo, hablando por teléfono, por el móvil… Estos gestos reflejan el
estado de ánimo. Todo gesto comunica algo de la persona.
Los gestos los vemos o leemos en los
medios de comunicación. El paro, la crisis económica, la corrupción, los
accidentes… etc. Los gestos bien asentados y responsables, van asegurando los
cambios necesarios en todo estamento.
Los
gestos son como esa semilla que hoy no se ve pero mañana va cambiando el
paisaje, las mentes, las costumbres y aparece una nueva visión de las cosas.
Es verdad que el gesto en sí se
queda corto, debe calar en la realidad para efectuar posibles cambios de tipo
personal, familiar y social. En definitiva, todo gesto debe penetrar en la
realidad para efectuar posibles cambios de tipo personal, familiar y
social. En definitiva, todo gesto debe
ir cambiando y mejorando la convivencia humana.
Es verdad que nuestro estado de
ánimo, los sentimientos… tienen su proceso e influyen en la persona.
Necesitamos gestos que nos ayuden a encontrarnos a nosotros mismos. Descubrir
lo positivo, la creatividad personal, todo aquello que estaba perdido y lo
hemos recuperado. Aquello que estaba muerto y ha vuelto a la vida.
Sí, tengamos un gesto: sembrar una
semilla y mañana el desierto habrá cambiado y todo será vida.
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