Vivimos en una sociedad de
progreso, desgraciadamente no es para todos igual. Constatamos que se va dando
una pérdida de los valores más esenciales. Predomina la dimensión del consumo y
del bienestar.
Hoy
en día si no estamos vigilantes, el ritmo y la infinidad de ofertas que nos
llegan de la sociedad; no nos dejan ni pensar, y a la vez, nos apartan de lo
esencial. Por otra parte, amigo/a caminante, se rehúye del esfuerzo y se busca
cierta comodidad; es decir, pasándolo lo mejor posible. ¿A dónde nos puede
llevar todo esto?
Vamos
perdiendo, creo, la dignidad y la libertad como personas. Estamos en el mundo
del progreso, desgraciadamente, repito, no es para todos igual, los avances de
la ciencia, las nuevas tecnologías, etc. Como que todo lo tenemos al alcance de
la mano.
Y, por el contrario, sigue habiendo hambre,
marginación, soledad en el mundo. Personas desnutridas… Mortalidad infantil. Niños
en la calle, sin clases, sin posibilidad de una formación y visión de futuro.
Los refugiados.
Nos queda mucho camino aún por recorrer. A lo
largo de la vida tomamos decisiones y vamos dando infinidad de respuestas. No
es suficiente la buena voluntad, sino que se requiere una constante,
responsable y fuerte voluntad.
Son las
personas solidarias y las comprometidas,
las que van influyendo en la buena marcha. Es verdad que la solidaridad
comprometida exige sacrificios, renuncias… La persona comprometida continúa
recorriendo su camino.
Fijémonos en el
panorama general, sin olvidar el particular. Seamos personas adultas, serias,
solidarias y responsables. Pero con el detalle de que no vamos solos por la
vida.
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