domingo, 11 de diciembre de 2016

LA FAMILIA

Nuestra sociedad, creo, no llega a descubrir el valor profundo de la familia. Es verdad que la familia siempre está ahí. La familia es un punto de referencia.
         En la sociedad encontramos un poco de todo, pero la familia es la célula básica de la sociedad. Por eso nos preguntamos: ¿Qué sociedad queremos? No debemos olvidar la otra cara, la que nos presentan los medios de comunicación. Tengamos presente que sólo se construye desde lo positivo. Por eso decimos que la familia es imprescindible para configurar ciudadanos amantes de una sana y responsable convivencia.
         La familia es una escuela de valores que ayuda a crecer, en primer lugar, como personas y luego como ciudadanos. La familia debe ser el punto de unidad con predominio del bien común. El punto de encuentro de todas esas personas peregrinas por culpa de las guerras e intereses de los hombres.
        
Por eso podemos afirmar que el valor de la familia va más allá de lo que a simple vista alcanzamos. Todos sus miembros deben procurar el bienestar y la sana convivencia.
        
Desde la elemental convivencia se deben cultivar los valores de la persona. Olvidando, dentro de lo posible, el lenguaje posesivo para un compartir: Proyectos, ilusiones…Un impulso de libertad y corresponsabilidad de todos sus miembros propiciando la solidaridad y sensibilidad ante los problemas y dificultades.
     Son los pequeños detalles, los simples gestos que hacen posible la sana y responsable convivencia. Todo gesto positivo es importante y favorece la convivencia. Lo primero que se debe desterrar de la familia es: el egoísmo e implantar la generosidad y aprender a compartir.

         La familia: formando a la persona y construyendo un mundo nuevo.

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