Cuando
celebramos algún acontecimiento, nos agrada comunicarlo y sobre todo celebrarlo
con las personas más cercanas: familiares, amigos/as… Eso sí, no debemos
quedarnos ahí simplemente. Como personas debemos mirar al futuro con actitud
esperanzada.
La esperanza es dinámica. Nos invita a
un cambio progresivo, responsable. Estamos en la era de las comunicaciones, de
las nuevas tecnologías…
Cada día
nos encontramos con más sorpresas. Ojalá que este avance nos lleve a una
verdadera intercomunicación para alcanzar una sociedad más cercana, más justa y
más solidaria.
Hay que mirar al futuro, sí, pero sin olvidar y peor aún destruir el
presente. Hay que amar y respetar la vida: disfrutar del presente e ir
construyendo el futuro. Un futuro se edifica en y con el trabajo de cada día.
La cultura es el dinamismo fundamental y debe ocupar un lugar privilegiado
en nuestra convivencia y en nuestras relaciones interpersonales. Si la cultura
pierde el valor ético, corremos el peligro de quedarnos en la autocomplacencia.
Hay que renunciar a todo tipo de instalación. Se suele decir que creer
es comprometerse, si bien es verdad que la persona se va realizando por lo que
hace y no por lo que promete.
Somos lo que vivenciamos. Sobran las palabras. Amigo/a caminante,
amarse a sí mismo/a es cultivar una actitud positiva. Es tener aprecio por todo
lo positivo que hay en ti. Es mirar…
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