Pero
¡de cuánto nos quejamos! Sin ser pesimistas creo que podemos decir que de todo.
Basta ver el telediario y constatar cómo todo el mundo pide cambios. Hay, en
general, un descontento y vienen las manifestaciones en las calles.
Vamos, que nos quejamos de la sociedad
en que vivimos, como que toda ella es una injusticia. Se impone la mentalidad
de un cambio en las estructuras. Es que
predominan más las estructuras del tener que las del ser. Se valoran a las
personas por lo que tienen y no por lo que son.
Quizás sea esta visión la raíz de nuestros males. E.
Fronm es muy claro en su libro: Tener o ser. El autor nos hace ver claramente
el problema de la irracionalidad de nuestra sociedad. Desequilibrada y enferma.
Predomina el afán de poseer y consumir, creando un desequilibrio e intereses
entre personas.
Así lo vemos y constatamos, ya todo nos parece normal.
Nos hemos acostumbrado… o quizás ¿acomodado? Vamos, como que no puede ser de
otra manera. Todo está pensado y organizado para tener o figurar con el mayor
prestigio. Y ¿Qué sucede? Pues que unos tienen de sobra y otros no tienen ni lo
indispensable.
Lo triste es que nos hemos acostumbrado a ver y
aceptar esta situación. Quizás podamos cambiar nuestra escala de valores y
llevarlos a la práctica. Hay que saber aceptar los cambios, siempre hay algo
nuevo que aprender, naturalmente nos referimos a los cambios pacíficos.
No olvidamos la convivencia, una experiencia colectiva
que favorece a todos frente a los cambios. Los cambios favorecen a todos si
gestionamos bien los bienes o intereses comunes.
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