Hoy
en día la mayoría de nuestras conversaciones giran en torno al trabajo. El
trabajo es una necesidad que todos tenemos. En el fondo, tener un trabajo, es
una satisfacción personal. Da prestigio y valor a la persona porque siempre
habrá alguien que lo aprecie y valore.
El trabajo es expresión de la persona.
Siempre refleja (el trabajo) el estado de ánimo de quien lo realiza y si es en
equipo multiplica la sensación. El compartir nos enseña a ver las cosas de
diferente modo y enriquece a las personas.
Cuando se comparten las tareas nos
enriquecemos todos. El trabajo humano ayuda a crecer individual y
comunitariamente. El trabajo es la actividad total de la persona que se
diferencia del empleo, éste se realiza para adquirir un dinero.
“En la antigüedad, el trabajo necesario
para la satisfacción de las necesidades vitales era considerado una ocupación
servil, propia, por lo tanto, de esclavos no de ciudadanos” Dic. Pensamiento
contemporáneo.
Hay que recuperar siempre la dignidad
de la persona, buscar motivaciones que nos ayudan para dar un sentido no sólo
al trabajo, sino a la misma vida. El trabajo nos ayuda a integrarnos en la sociedad. El valor del trabajo radica en la persona que
lo ejecuta y a la vez es un punto de referencia para el desarrollo de sus
cualidades.
Es verdad que hoy en día encontrar un
trabajo digno tiene sus dificultades. Las exigencias técnicas hacen que el trabajo
sea cada vez más parecido al de una máquina, es decir, que despersonaliza. El
trabajo exige la colaboración entre las personas para una mayor humanización.
Hay que superar el concepto
“productivista” del trabajo, ya que crea, o puede crear, una competitividad
entre las relaciones interpersonales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario