viernes, 2 de noviembre de 2018

SIEMPE HAY UN LUGAR

  La verdadera amistad y el amor no encuentran obstáculos de tiempo ni de espacio. Cuando de verdad se ama, siempre hay un lugar para el otro. Hoy en día, desgraciadamente, nos movemos a un ritmo acelerado. Solemos disculparnos con la frase: “Perdóname, no tengo tiempo”.
Estamos tan metidos en lo nuestro que no tenemos tiempo para nadie. Y, ¿qué sucede? Seguimos en nuestra soledad o, peor aún, en nuestro egoísmo. Sí, porque cuando se convive, cuando se ama, siempre hay un lugar para el otro y si lo tenemos limpio, mejor.
Cuando se ama, siempre hay sorpresas, se descubren nuevas dimensiones porque siempre hay algo imprevisible. Así es, termina la jornada, llega la noche y en el silencio repasamos lo acaecido durante el día. ¿Solos? No. Están los encuentros, las conversaciones con quienes nos hemos encontrado… Las palabras del amigo/a, el perdón, la solidaridad… porque cuando se respeta y ama siempre hay un lugar.
Es verdad que la realidad de cada día, a veces, nos cuesta por su complejidad. Todo diálogo crea gestos. Gestos de acercamiento, de encuentro. Hoy en día hablamos mucho, tenemos medios…Dialogar es abrir puertas, descubrir horizontes, introducirnos en nuevas dimensiones que debemos ir descubriendo
Todo gesto de diálogo es como un puente que construimos que nos lleva al otro lado, al encuentro con los demás.


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