Siendo
sinceros tenemos que decir que nos cuesta vivir tranquilos y disfrutar en
positivo. Son muchas las dificultades que día a día vamos encontrando, sean
personales, por las facturas que nos llegan, por ciertas catástrofes naturales
o que nosotros mismos hemos provocado…
en fin, como que todo se vuelve negativo.
Y esto provoca en nosotros sentimientos
de preocupación y ciertos acelerones, que van minando la serenidad y la
estabilidad en las familias. Y cuando toda esta situación se repite… está
dañando la paz, la convivencia y la alegría.
La persona vive acelerada, se centra en
su trabajo… y no disfruta de la vida. Tal vez podríamos decir que no es
feliz…no sabe disfrutar de lo que tiene. Se enfada por cualquier contratiempo.
Si nos dejamos llevar por lo que esta sociedad
consumista nos pide, estamos fuera de nuestro lugar personal y aportamos poco o
casi nada, a la sociedad y a la convivencia. No se vive (vivimos) en positivo.
Nos hace falta una seria reflexión (examen) pero sacando conclusiones positivas
llevadas a la práctica.
A veces nos hacemos falsos actores y
actuamos frescamente ante los demás. Estamos desfigurando nuestra realidad. Nos
falta coherencia. Hay que hacer realidad los valores que ciertamente tenemos y
saber actuar libre y responsablemente; y ojalá sea siempre en positivo porque
la verdad sólo y siempre tiene un camino.
Aprendamos a leer el mundo y sus
realidades. Aprendamos a vivir o mejor, a convivir en positivo.
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