viernes, 21 de diciembre de 2018

EL SILENCIO

Asistiendo a una conferencia se me quedó grabada esta frase: “Cuando el silencio habla todo cambia” Y es verdad. Quizás sea éste el motivo por el que nos cuesta tanto hacer silencio. Cuando damos un paseo por el campo, la brisa acaricia nuestra cara suavemente. Las hojas de los árboles, se mueven ligeramente y parece que todo tiene vida.
         A lo lejos se oye el ruido de los coches que circulan velozmente por la carretera. Los pájaros vuelan de árbol en árbol, al tiempo que lanzan sus cantos. Todos emiten sus mensajes. Sigo caminando y escucho el chasquido de las secas hojas bajo mis pies.
         A lo lejos se oye el monótono ruido de un tractor arando. Luego divisé a un cazador muy amigo mío. Nos saludamos en el silencio agitando el brazo en alto. Seguí pensando en nuestra amistad, nuestros encuentros… Claro, entonces éramos más jóvenes.
         Alguna vez habíamos salido a cazar juntos. Bueno, más que cazar a charlar de nuestras cosas. A veces caminábamos en silencio… De vez en cuando cruzábamos nuestras miradas y una breve sonrisa transmitía nuestros mensajes, siempre en silencio.
         A un cierto punto miramos el reloj y emprendimos el camino de retorno a paso ligero. La caza ya no importaba, el encuentro tenía más valor. La caza quedó atrás.
         Hablamos de nuestras cosas pues hacía tiempo que no nos veíamos. Al llegar al pueblo pasamos por el bar y celebramos lo acaecido. Luego nos dirigimos a nuestra respectiva casa; no sin antes darnos un fuerte abrazo.
         Luego hubo silencio al tiempo que nuestras miradas se iban cruzando. Y todo quedó en una reflexión personal…



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