viernes, 17 de mayo de 2019

ALGO MAS

La tarea de toda persona, la tuya, la mía, es: La búsqueda de su identidad. Respondemos así a la pregunta: ¿Quién soy yo? Normalmente en nuestra respuesta colocamos las cualidades… y damos una visión global de la vida. Quizás no falte, de pasada, algún defecto.
Nos definimos a través de las actividades que desempeñamos, etc. Pero si nos llega un contratiempo, los fundamentos pueden desplomarse. Lo transcendente es el nivel más alto de nuestra identidad. Buscamos valores objetivos que nos sobrepasan. Es buscar la vocación personal.
Ésta, la vocación, es una respuesta a una pregunta, a una llamada, a un valor que supera a la misma persona. ¿Qué experiencia tenemos en la búsqueda de nuestra vocación personal? ¿A dónde nos apoyamos? Hoy creo, nos apoyamos más en un conocimiento y no tanto en la dimensión personal y, menos aún, en lo vivencial.
Pero ¿Cómo debemos comunicarnos?
Debemos partir, no del exterior, sino de lo profundo; pues aquí aparecen las dificultades, las crisis… Nunca es absoluta la comunicación.
La otra cara de la comunicación: Envidia, odio, el otro es un peligro, etc. etc. La vida sentida es relacionar lo vivido. El sentido de la vida es una experiencia o mejor, vivencia de amistad, amor. En el fondo, la vida es un don, un misterio a vivir.

Aprendamos pues a vivir desde la aceptación, desde la presencia del otro, sin quitarle su sitio. Siendo colaboradores porque normalmente podemos dar: ALGO MÁS.  

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