A una cierta edad, sin querer ofender
a nadie, nos paramos a reflexionar y nos preguntamos: ¿Sé leer? Conclusión: Aún
no se leer. Muchas veces nos quedamos en el exterior y olvidamos lo principal,
lo esencial.
En el encuentro o trato con los
demás, aunque los conozcamos hace mucho tiempo, seguimos viendo desde el
exterior. Asistiendo con unos amigos a un concierto me dijo uno: “Mira que bien
canta, se le nota hasta en los mismos ojos”; yo no había sabido leer…
Es muy importante observar,
contemplar… mirar más dentro de lo que a simple vista se ve. Más de una vez
seguro que hemos cerrado los ojos… para ver más adentro, más profundo y captar
lo esencial. ¡Los ojos tienen tanta visión en nuestra vida! Efectivamente,
ríen, cantan, lloran…
He visto dar a una madre un beso en
los ojos de su hijo. ¡Cuántos detalles se pueden leer en este gesto! Hablan,
ríen, lloran… y sucede no sólo entre una madre y su niño. A veces con el amigo/a
de siempre tenemos que respetar sus silencios… y saber leer esa página
silenciosa.
Un día nos
puede decir: Te doy las gracias porque has respetado mi silencio… Aquel día
sentí cómo las barreras, los muros… ya nada era un obstáculo. Nos miramos de
frente a los ojos y nos dimos un fuerte y largo abrazo. Los dos habíamos sabido
leer y aprendido la LECCIÓN.
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