Qué difícil se nos hace comprendernos y, en ciertas
ocasiones, más todavía, comprender a los demás. Quizás se nos está olvidando
que, cada persona es única. Somos únicos:
El origen del nacimiento, las costumbres, la cultura, el ambiente
compartido, la idiosincrasia y un largo etc. Tienen su influencia.
Pero, ¿Estamos
de acuerdo en que, afortunadamente, no todos somos iguales? Todo esto nos
exige: Dialogar, comprender, ayudar, perdonar y repetimos, un largo etc. Esto y más, nos pide: Ser optimistas, ver la
parte buena de los acontecimientos, en modo especial, la parte buena, que
ciertamente las hay, de las personas.
Pero: ¿y los
defectos? Que levante la mano, por favor, la persona que dice no tener algún
defecto. De aquí que es muy importante ver en los demás, la parte positiva: sus
cualidades, sus virtudes, sus capacidades…
Eso sí,
teniendo presente que: Nadie es perfecto. Comprenderse y comprender a los
demás, es tarea de todos.
Como
personas hay que respetar a todos. Conocerse, perdonar y amar… es COMPRENDERSE.
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