¿Dialogamos? Es la
primera pegunta que nos tenemos que hacer. Disentir por disentir es perjudicial
para toda persona. Si así es nuestro comportamiento, generalmente, estamos
manifestando nuestra incapacidad de escucha y falta de reflexión.
Por el
contrario, si nuestra reflexión es sincera, responsable, coherente… llegaremos
a un resultado común, constructivo para todos. Quizás nos falta aún una buena
dosis de empatía, si es así, estamos dejando espacios para una envidia
camuflada.
Deseamos
adquirir ciertas cualidades que observamos nos faltan. La envidia es un buscar,
un desear algo que… según nuestro criterio, un tanto egoísta, nos falta y que
observamos tiene la otra persona. Nuestro interlocutor. Actuemos
inteligentemente y sepamos condescender ante las opiniones del otro/a.
Siendo
sinceros, tendremos que admitir, si la envidia está en nosotros, que
pertenecemos al grupo de los envidiosos; porque para corregir… hay que
corregirnos, en primer lugar, a nosotros mismos.
Lo primero
es aceptar nuestros fallos. Nos corregimos cuando nuestra mirada introspectiva
es sincera y muy valiente. Debemos motivar nuestra autoestima, pero primero:
Aprendamos a DIALOGAR.
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